Solitaria y sin palabras contemplé cada movimiento
del tiempo transcurrido con dolor de silencio,
nada tan inexplicable como la partida injusta
que arrebató esa sonrisa y el susurro de
una noche turbulenta
de instantes eternos y alma quebrantada.
Sin dejar de existir agonizó por largos meses
despertando herida,
sinsabores que se abrieron espacio entre sus espacios,
triunfo o superación, frente a lo inevitable…
Sí, reconocer el miedo cautivador es saber omitir respuestas. S
Nada que entender si ya lo sabes, al final, puedes ver
entre recuerdos la claridad de la nada y el producto
es de la cortina, imaginación…
H.R
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