Cuando quisiéramos ensordecer los sentidos en medio de profunda tristeza, lágrimas de dolor brotan por las mejillas, fluyen cual manantial sin cesar.

Procesar, tomar aliento y continuar en pie después de su partida no podría ser más difícil; encontrar sosiego con el corazón en mil pedazos mientras el sentido y los sentimientos vuelven a coincidir desde una luz y la palabra precisa Dios,

ensaña el valor incalculable de la vida y al reconocerlo el rumbo ya está fijado, y la enorme necesidad de aprender a depender de Él

los argumentos, vienen y van te derrumbas totalmente para renacer el reto impuesto sin detenerse, extrémese el alma.

Nunca nos preparamos para la muerte y menos, de un ser tan amado como mamá…ni siquiera se considera, entre abrazos y oraciones la fuerza que sustenta proviene de la
grandiosa sabiduría de Dios en el día a día.

Ese. “porque” de misterio cargado en el tiempo se transforma en algo diferente con insoportable vacío se piensa sin comprender la ausencia de un ser

irremplazable como Mamá. ..

 H.R