Para todos mis amigos cercanos y lejanos, los que me acompañaron en
las buenas y las malas. Algunos me cuestionaron, sin embargo, me
acompañaron, unos en cortos momentos me brindaron compañía, otros
con algo de admiración elogiaron mi trabajo.
No rendirme cuando las fuerzas me abandonaron fue su sabio consejo,
se esforzaron por hacerme sentir que valía la pena, fueron apoyo más
allá de lo imaginado, hicieron cosas tremendas, me sorprendieron, a
donde pensé que nadie iría, lograron llegar, me regalaron su tiempo, su
atención y respeto.
El abrazo necesitado y también desinteresado a mi alma agobiada,
dieron aliento sus palabras, el oro que vale cada uno.
con que pagarles, no tengo, con todo y sus defectos entiendo y puedo
ver que los míos son más grandes porque ahora que lo pienso, he dejado
pasar mucho tiempo, pero acudiendo a ese afecto que todavía de
ustedes conservo, deseo reconocer lo importantes que fueron en el
preciso momento y aun lo siguen siendo.
Comentarios