Puedo escribir los versos más tristes de mi historia,
la mejor realidad puede ser perder la memoria.
Ignorando el sueño, venciendo el miedo,
escribiendo mil lamentos; que nos hagan sentir
que no somos nada! y somos el todo!
lo único que tenemos…
Aun en las noches frías solitarias y lluviosas,
el mismo deseo nos abraza, despierta con su resplandor el sol
y por instantes percibimos, que todo pierde sentido,
cuando estamos sin estar o nos sentimos vacíos…
Las canciones preferidas sin desafinar son el complemento
perfecto, en períodos desiertos, nuestros pensamientos
callados susurran, recordando ese gran amor, esa mano amiga,
ese mágico momento que solo es un recuerdo.
Como de la brisa su abrazo en medio de la nada,
el todo abandona ese vacío intenso, convierte en envases
de moléculas el sube y baja del torrente sanguíneo
con su soplo de vida, algo llenando esa nada en la opacidad
de una vida en plenitud que se sostiene…
H.R
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