Dame tus manos madre querida, las que me guiaron
toda la vida, las que de niña me sostenía día tras día
me conmovía, amor tan tierno me transmitían,
cálidas manos mamita linda, todo un legado, me consentían
aun cansadas hermosas manos por el trabajo sometidas,
con diligencia tan expresivas, dándolo todo sin nada a cambio,
tan espontaneas y creativas, me enseñaban, me compartían
incomparable madre querida, en el momento en que yo caía,
ahí estaban siempre extendidas, con sus caricias, intervenían
me consolaban, eran mi guía, dándome fuerza me sostenían,
como una ofrenda se me ofrecían en un instante me sorprendían
contemplando tu sublime partida, inspirando profundo respeto,
una sobre otra benditas manos, bien parecía se despedía
Madre linda tu labor ahí concluía
imborrable día no se me olvida, intensa mezcla de mi fatal dolor,
inalcanzable sueño interminable volver a verte anhela mi corazón.
H.R
Comentarios