Despertar aun nuevo amanecer es cercanamente
primaveral; el firmamento luminoso después
de pasar las sombras de la noche en su alborada
trae una dulce mañana cálida y fría por instantes
la lluvia limpia la atmósfera del polvo mientras
la bruma, secretamente se asoma percibiendo la salida
del sol que extendiendo su fantástico esplendor
adorna el cielo azul, y el viento, fresco soplando suave
parece entonar acordes celestiales
aún los arboles con su verdor aplauden
la majestuosa celebración, las flores,
solemnes se abren en cumplimiento a una ley vital,
obsequiando sus lujosos y brillantes colores
el día y a la misma vida, se rinden cada tarde
con asombrosa naturalidad suponiendo su final,
el tictac del reloj en sonidos armoniosos, avanza
declara sin pausar ese único momento que al escuchar
hace que los sentidos del cuerpo y del espíritu
despierten en su máxima expresión.
Un obsequio irrepetible sugiere disfrutar
plenamente cada acto indefectiblemente
es una experiencia sobrenatural, espectacular
majestuosa y digna de contemplar.
H.R
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