Cerrando los ojos con deseos de morir,
sintiendo como un cristal el alma
devastada se desangra, reinventando el camino,
sometido al impulso del viento intenso,
un universo indestructible se estremece,
percibe la tormenta invadiendo cual puñal
sin logra matar los sentidos,
estimulo de motivos vagos, paso al desierto
impulsándome a contemplar la orilla
es ahí donde me encuentro, donde la esperanza no muere,
solo agoniza, dejando ver las cicatrices, a falta de consuelo,
el cielo me abraza, la llama del olvido se apaga,
retrocedo para elegir amarme, abandonando la nostalgia
en el intento de avanzar sobrevivo.
R.H
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